Una de las características de la escuela ayllu de Warisata era su carácter comunitario, se señalaba que estaba basado en los principios y fundamentos del ayllu o marka como instituciones que generan orden social, planteándose una participación comunal y no individual.
“Los programas respondían a esa extensa unidad, involucrando la vida social de toda la región, de tal forma que el Núcleo, si bien en primer lugar consideraba lo concerniente a la parte educativa - pedagógica, siguiendo su inicial concepción de escuela indigenal, trasmontó ese concepto para surgir con un vasto programa social” (Pérez A. s/f: 22)
Esta participación podía o no ser representativa, al respecto Pérez señala “cada unida agraria y social tenía su representación en el concejo local del ayllu, donde se deliberaba sobre los asuntos de su jurisdicción, y cada ayllu tenía su representante en el consejo administrativo, o sea en la ulaka, presidida por el mallku” (Pérez, 1992:53-54)
“La marca, según hornos dicho, pasó a denominarse comunidad en la colonia, nombre con el que hoy se conocen sus ya debilitadas formas. El Cabildo colonial no era sino la ulaka, esto es, el consejo representativo de los ayllus o jathas, estos a su vez constituidos por diez estancias. Para comprender la excelencia del sistema, conviene explicar un poco más el mecanismo de
En la estructura de los ayllus y markas aparece el liderazgo de las autoridades tradicionales, es decir los mallkus y curakas que aun existen en el altiplano y los valles interandinos bolivianos.
“A la cabeza de cada categoría está la taika (madre) y el auki (padre). La ejecución de toda obra es iniciada por aquella y continuada por las demás comunidades de acuerdo a su rol jerárquico. Los indios continúan dando el nombre de marca a la aldea colonial (llajta, en quichua). En ella cada ayllu tiene su barrio, manteniendo todas las formas de su organización de trabajo” (Pérez, 1992: 54).
Usando como base este modelo, cada escuela debería tener su representante en el concejo del ayllu, denominado parlamento amauta que es una instancia creada exclusivamente para administrar el núcleo escolar y según los principios organizativos del ayllu andino.
“El ‘Parlamento Arnauta’ creado en la escuela de Warisata no era sino la ulaka, con similares funciones, siendo el Núcleo Escolar una reviviscencia de
Respecto a
La idea de partes y totalidad es fundamental en el concepto de núcleo, ya que al igual que en las comunidades andinas los principios de complementariedad hacen que existan oposiciones binarias que se reflejan en la organización y en la interacción de las comunidades indígenas de los andes bolivianos.
Si la marka funciona bajo ciertos principios y mecanismos de complementariedad, es importante comprender que el núcleo no solo rescata el carácter organizativo sino también principios y fundamentos como la solidaridad, la reciprocidad y complementariedad propios de la cultura andina; la división entre los de la mitad de arriba y abajo, característica de los ayllus y markas, introduce un principios de inclusión, pertenencia y solidaridad, ya que la mitad de arriba no puede existir sin la mitad de abajo, en el nuevo modelo educativo, principios como arka ira, lloque, paña o suni, likina o mallku y mama thalla deben trabajados por los alumnos como parte de la educación comunal. Aparece el concepto de Taika que según Mostajo “es el nombre con el que el indio designa a su escuela” (Salazar, 1997: 81) etimológicamente significa mayor, principal.
Según el documento Declaración de Principios[1] los fundamentos pedagógicos de la escuela ayllu devenía estar basados en “en la experiencia social de la vida indígena, y sus leyes deben ser fruto de esa experiencia” además se planteaba que la escuela debía formar hombres “prácticos capaces de bastarse a sí mismos, sobre manera, dentro y para el radio económico en que deben desarrollar su existencia” (Pérez, 1992: 169)
El modelo planteaba además que el niño debía desarrollar destrezas para generar procesos de aprendizaje autónomos “el niño debe aprender conocimientos y explicarse el fenómeno de la vida a través de una enseñanza en que intervenga de manera principal su propia iniciativa y su propio esfuerzo” (Pérez, 1992: 169).
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